Poder, autoridad y liderazgo transformacional
¿En qué se diferencia el poder, la autoridad y el liderazgo?
A menudo confundimos estos términos y al asimilarlos nos perdemos sus sustanciales diferencias.
El poder tiene que ver con un mayor o menor grado de violencia aplicada, ya sea física, psíquica o simbólica que implica imposición; en ocasiones incluso fuerza. Ejemplo de poder es el que tienen las autoridades policiales, un presidente que usa la fuerza o la amenaza contra los medios para evitar que lo desacrediten, un jefe que obliga y presiona a su equipo con sanciones para que alcance los resultados deseados.
La autoridad, en cambio, implica legitimidad. Se trata de un lugar al que se llega a través de un histórico donde hay varios hechos que constituyen hitos y que son consecuentes con el que la persona sea vista como autoridad. Ejemplo de ello es un médico, un abogado, un profesor que han hecho carrera académica y de vida por lo que con justa razón se han ganado la denominación de: “es una autoridad en el tema”. No solo han estudiado sino que presentan en el caso del médico un alto número de operaciones exitosas, o el abogado con un buen número de casos litigados con éxito o bien generaciones de alumnos bien formados.
El liderazgo, por su parte, tiene que ver con la persona que se ha trabajado a sí mismo y que sabe cuando procede el uso del poder, sabe ser autoridad y lo ha logrado a través de sus actos a lo largo del tiempo y sin duda no es el que busca seguidores sino que su presencia y accionar resultan inspiradores. No quiere decir que sea perfecto, o que nunca se haya equivocado sino que ha sabido salir adelante luego de cada caída y derrota. Es quien inspira porque su discurso es auténtico, sincero, claro y comunica de manera frontal tanto sus “no” como sus “sí”. Es congruente con su palabra y consecuente con su filosofía por lo que la gente en él observa lo que los griegos denominaban: logos, pathos y ethos. Tres pilares esenciales para que tanto un discurso oral como escrito lleguen a sus receptores.
Líder ¿se nace o se hace? Ambos. Todos podríamos serlo, unos con mayores destrezas y fortalezas en un área específica y otros con otras habilidades en otros campos. Sin embargo, no todos están conscientes del precio de autocrítica constructiva permanente que se requiere para llegar a ser un líder transformacional que supere la transacción fácil y el trabajo permanente que ser líder implica.
Y tú, en qué rango te colocas: ¿El del poder? ¿De la autoridad? o ¿Del liderazgo?
Dra. Marianela Ruiz Cabezas
Quito, 19 de Noviembre de 2020
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