Para nadie es ajeno el dolor que causa la pérdida de un ser querido y lo frecuentes que son las noticias de muerte en esta época de pandemia. Pero ¿cómo ser el apoyo de tus hijos cuando de lidiar con estas pérdidas se trata?
En seguida viene a mi memoria una tarde de infancia, recuerdo ver llegar a mi madre a casa vestida de negro muy triste, corrí a abrazarla y le pregunté ¿mami, ya le sembraron a la abuelita?, lo siguiente ha sido borrado. No sé si me lo explicaron o cómo lograron tender un manto de olvido en mi mente respecto de este evento tan dramático para mí.
Treinta años después y en los zapatos de madre observo la difícil tarea de poder explicar a mi hija que morir es parte de vivir. Más de una vez me he preguntado ¿cómo transmitirle serenidad, calma y entendimiento? ¿Cómo enseñarle que llorar no es la única forma de expresar tristeza y dolor?
Comprender que todos enfrentamos la muerte y el duelo de diferente manera, que la personalidad y la etapa de desarrollo influyen determinantemente en la forma en la que expresamos los sentimientos ha sido de gran ayuda para mí.
Lidiar con las propias emociones y ser ejemplo de como manejarlas no es fácil. La realidad es que no podemos pretender proteger a nuestros hijos del dolor que trae una pérdida, pero sí podemos ayudarlos a sentirse contenidos y a afrontar el duelo de la forma más sana posible a través de un entendimiento más sereno y sano de lo que significa la muerte.
Permítele expresarse, sentirse acompañado, pero sobre todo escuchado. Responde con paciencia sus preguntas, comparte con ellos tus experiencias y recuerdos, cuéntale sobre tus emociones. Esto le ayudará a identificarlas, expresarlas y ponerle nombre a lo que sienten para volverlo menos temible o peligroso, más manejable y a poder sentirse menos vulnerable.
Date y dales permiso de llorar o de expresar de la manera que puedan cualquier emoción que experimenten. Necesitan ser atendidos, comprendidos y aceptados. Es recomendable crear una forma simbólica de despedida. Te sugerimos la siguiente actividad para la que necesitarás: papel, lápices y una planta. Cada miembro de la familia, incluidos los niños, escribirá una carta secreta de despedida y la prenderán con una velita para que se consuma. Sus cenizas serán colocadas en una cajita o sobre especial. Luego, harás un hueco en la tierra para sembrar la planta que elegiste con los niños utilizando la ceniza de las cartas como abono y enfatiza que esta plantita es ahora un símbolo de la presencia vigente desde otra forma de la persona querida y a quien visitarán cada tanto para seguir con su energía amorosa y enseñanzas. Al final pueden hacer una oración o compartir en pocas palabras sobre lo que sintieron al realizar la actividad.
No pierdas de vista alteraciones, comportamientos o síntomas que persistan más allá de los seis meses porque pueden ser indicadores de que tu hijo o hija podría necesitar ayuda profesional para superar el dolor: pesadillas, insomnio o dificultad para dormir, irritabilidad excesiva, mal humor e ira constantes, falta de concentración, problemas de comportamiento continuos, tristeza profunda y frecuente, negativa a aprender o jugar, ansiedad o pensamientos suicidas.
Ten en cuenta que cada quien marca el ritmo de lo que está dispuesto a hacer o afrontar. Puedes también generar espacios para compartir en familia y aportar a la superación de las diferentes etapas del duelo: mirar fotos, recordar buenos momentos, reconstruir anécdotas, llenar una caja con recuerdos, dibujar sus sentimientos y hasta leer cuentos que traten el tema. La duración de esta etapa y su intensidad dependerán de la importancia de la pérdida, de la alteración que sufra la vida cotidiana y el apoyo que reciba de la familia.
Patricia Morales A.
Quito, 12 de junio de 2021