¿Podemos cambiar nuestro destino?

¿Podemos cambiar nuestro destino?

Una reflexión sobre los tipos de identidad que nos conforman.

Te has preguntado alguna vez ¿Qué piezas componen la estructura de tu identidad?

Cada uno de nosotros es una gran canasta de canicas, todas ellas diferentes pero complementarias, de mil colores, olores, tamaños y detalles que han aportado nuestra familia, la sociedad, nuestras propias experiencias.

En realidad, desde el primer día, gran parte de cómo actuamos lo determina nuestro hogar, nuestros padres que de una mejor o peor manera han sembrado en nosotros su propia formación e identidad, la de sus padres, de su familia, de su cultura, de su tiempo. A ello lo llamamos la identidad heredada.

Desde niños hemos sido educados bajo el marco de una cultura específica donde la región, raza, clima, religión, el barrio, el colegio, los viajes, e incluso la economía entre otros factores, aportan a construir nuestra identidad adquirida.

Hasta aquí parecería que lo heredado y adquirido predeterminan tu destino, que debes aceptarlo y vivir con ello hasta nuestro último respiro. Pero, ¿Acaso tú sientes que no puedes trascender en tu vida? ¿Qué no puedes modificar lo que hasta el día de hoy llevas por dentro? Amigo mío, si es ese tu caso, te invito a profundizar conmigo este tema y encontrar tus propias respuestas a un final tan sombrío.

La gran noticia es que somos los arquitectos de nuestra ¡identidad soñada!

La identidad heredada y la identidad adquirida constituyen las partes de una bisagra metafórica que, al ser debidamente articulada por cada uno de nosotros, nos permite ser luz de cambio día a día, nuestras células hoy no son las mismas de ayer, ni lo serán mañana. Somos agua, que es transformación y adaptación al cambio, somos energía conectada como un todo con el universo que no es estático.

La identidad soñada es aquella que nosotros decidimos construir a partir de un pasado y un presente que nos ha sido otorgado. No somos culpables de lo heredado, tampoco responsables de todo lo adquirido, pero sí de lo que tomamos y desechamos, así como de lo que decidimos hacer con ello.

El primer paso es reconocer aquellas situaciones disfuncionales que nos han marcado, que las mantenemos como parte de nuestro ser y que de una manera inconsciente nos dominan. Y si nos dominan, eso sí es un camino preestablecido. Sin embargo, siempre tendremos la capacidad de volverlas conscientes y a partir de ello generar un cambio en nuestras vidas, modificar aquellos comportamientos que no nos aportan y que por el contrario nos quieren llevar a aquel triste final ya trazado.

La identidad soñada es dejar de lado aquellos “deber ser” que nos han heredado, y que aún en desacuerdo los seguimos manteniendo; y peor aún, los heredamos a nuestros hijos. Es tomar lo enriquecedor, lo aportador para nuestro ser y potenciarlo aún más.

El cambio es la esencia de la vida y en nuestras manos está decidir día a día qué construimos y qué dejamos de lado. Es nuestra decisión el poder reconstruirnos, rediseñar nuestro destino y hacer de nuestra vida aquello que soñamos, vivir nuestra identidad soñada.

Quito, 19 de Enero del 2021

 

Héctor Rosero

Mentor Internacional

Equipo Mentoring Learn To Be Plus

 

 

 

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