EN BUSCA DE LA ESPIRITUALIDAD PERDIDA

“Sois Dioses y lo habeis olvidado”

Platón.

Apelemos al derecho que

nos asiste de vivir en bienestar, paz y plenitud.

MRC

 

María Paz es una mentee que comenzó a tomar sesiones de mentoría personal en plena pandemia. Dirigía una agencia de viajes que  funcionaba bien pero se había endeudado en una fuerte suma, confiada en que el fluir de su empresa seguiría como siempre. De pronto, ¡todo cambió!

Entramos en confinamiento obligado, las deudas seguían y los ingresos eran los grandes ausentes. Como gerente y socia de la empresa decidió, luego de que pasaban los meses y seguía sin poder reabrir su agencia, que debía cerrar. Su nivel de vida bajó y su ansiedad subió a tal punto que su relación con Fernando, su esposo, comenzó a deteriorarse cada vez más.

Fernando y María Paz eran padres de dos niños pequeños. En su departamento pronto comenzaron a reinar los gritos, las malas formas, el miedo, la frustración y el desconcierto.

Cuando el efecto pandemia comenzó a bajar y el confinamiento obligado llegó a su fin, María Paz se vio llena de dudas, temor de volver a emprender, no sabía si retomar el mundo del turismo, si continuar con su matrimonio. Esta incertidumbre comenzó a experimentarla en varios campos de su vida donde se veía a sí misma sin saber cómo ni por qué decidirse. Había perdido su propio norte y en su interior tenía un vacío tan grande que la soledad y el autoaislamiento comenzaron a visitarla cada vez más.

Como María Paz, muchas personas, con distintas historias y causas, han llegado a Mentoring Empresarial y de vida con una inmensa necesidad de encontrar respuestas más profundas y sólidas para un mejor vivir.

Desde nuestra experiencia, intervenciones en la parte física, mental y emocional aportan mucho pero deben ir de la mano con un encuentro de la espiritualidad perdida.

La vida con su ritmo vertiginoso, la cultura cada vez más banal y externa, enfocada en el qué dirán hace que nos sintamos cada vez más abrumados.

A ello se une la falta de apoyo y herramientas que nos permitan transitar la vida desde un lugar distinto del que se nos ha enseñado o precisamente del que nunca se nos enseñó porque muchos llegamos a la edad adulta prescindiendo de todo camino espiritual como reacción ante el dogmatismo religioso que quizá vivimos en el colegio y escuela, en la familia y el medio. O bien, con una falta de respuestas honestas ante nuestras inquietudes que nos llevaron al otro extremo para no sentirnos manipulados ni irrespetados.

Esto dio inicio a nuestra  “alienación”.  Es decir a sentirnos extraños y alejados de nuestra identidad real. Por ende de nuestra plenitud y bienestar que solo podemos experimentar en el presente.

Pero vivir en el presente es poco común porque la mayoría de personas vivimos enfocados en el pasado experimentando arrepentimiento, vergüenza o pérdida; o bien, nos proyectamos al futuro desde el miedo, el deseo, la desesperanza y el negativismo.

En otras palabras, estamos en un momento de pérdida de esa sacralidad -que no es religiosidad- tan necesaria para vivir en plenitud y experimentar bienestar con la vida, sin importar las circunstancias en las que nos encontremos.

Es cierto, que el mundo que nos rodea, cada vez más, nos arrastra hacia el día a día que nos devora con un materialismo del que “todos” somos víctimas y a la vez copartícipes.

Por eso, es momento de darnos cuenta de que no existen “fórmulas mágicas” sino que lograr el “bienestar” es un entendimiento y una práctica constante. Nadie se torna un depósito de paz, amor y alegría de la noche a la mañana y tampoco existe nadie ni nada que pueda salvarnos.

Cualquier sentimiento de alegría o sufrimiento es síntoma y efecto de cómo estoy dirigiendo el barco de mi vida. El cómo reme o deje que la corriente me lleve determinará cómo viva y cómo experimente mis emociones y percepciones.

Dra. Marianela Ruiz Cabezas

Dubái, 05 de junio de 2022

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