En este mes de junio queremos dedicar a los niños y adolescentes nuestro blog. Todos hemos sufrido en múltiples sentidos los efectos del confinamiento y la deprivación sensorial pero los más vulnerables son los hijos.
Por ello, queremos compartir algunos comentarios importantes respecto de cómo ayudar a sobrellevar este momento. Lo primero que precisamos es que nadie da lo que no tiene, y por eso cuidar de nosotros como adultos será lo que marque la pauta para poder encargarnos de los más pequeños.
Los padres establecen el tono del hogar y están permanentemente transmitiendo su estado emocional no sólo con el lenguaje verbal sino además con su energía, estado de ánimo, y los niños y jóvenes son los receptores de esa capacidad de resiliencia, positivismo o negatividad. Si tienes dificultades para manejar tu propio stress, nada más sano que apoyarte en una ayuda profesional que será de gran aporte para ti y para los tuyos. Sacar tiempo para este objetivo es lo más inteligente que podemos hacer pues del bienestar emocional se deriva el bienestar o malestar psicológico y social. Nuestro estado de ánimo afecta la forma en que pensamos, sentimos y actuamos. En suma, lo impregna todo y determina si damos o quitamos al resto de la familia.
Administrar tu tiempo con organización y disciplina es la clave para dejar de trabajar tantas horas sin dejar de ser productivos. De hecho, el New York Times acaba de sacar un editorial titulado: “Working less is a matter of life and death” donde explica lo negativo que resulta a nivel médico, mental y social el invertir más de 35 a 40 horas a la semana en el trabajo. La famosa frase: “All work and no play makes Jack a dull boy” debería decir “makes Jack a dead boy”
El exceso de trabajo y la falta de juego matan a toda persona representada en Jack. Sus consecuencias se ven en el alto riesgo de sufrir un ataque al corazón o un burn out. Afectaciones que devienen del “homeworking” que en muchos escenarios ha quitado la posibilidad de tener vacaciones, de respetar los espacios de casa y oficina generando un alto nivel de fatiga que en Japón fue llamado Karoshi o “muerte por sobretrabajo”. La razón para hablar del “workaholismo” o “adicción al trabajo” se debe a que como toda adicción, la persona que lo sufre no suele darse cuenta del daño que padece y ya antes de la pandemia veníamos muy habituados a estos excesos y adicciones por lo que aprovechemos este momento para dar un giro de conciencia en pro de nosotros mismos, de los que más amamos y de los que más lo requieren: los pequeños y los adolescentes de la familia.
Quito, 01 de Junio de 2021
Dra. Marianela Ruiz Cabezas