Mentoring: Un viaje al interior de uno mismo
De niños reíamos, amábamos, soñábamos, sentíamos y confiábamos. A medida que fuimos creciendo, empezamos a mostrar rostros temerosos o prepotentes, mustios, desconfiados. ¿Qué nos sucedió? Perdimos el contacto con nosotros mismos y nos fuimos llenando de máscaras. Nuestra identidad se difuminó paulatinamente.