¿Quién eres tú en Navidad?

¿QUIÉN ERES TÚ EN NAVIDAD?

El egoísmo hace que la navidad sea una carga, la gratitud hace que sea una época para la generosidad.

Inspirado en Máximo Cayetano

 

Llegamos a la época del año donde lo más común, es decir, leer y escuchar: felices fiestas, paz y amor, feliz navidad. O bien, su opuesto: esto es materialismo puro, quisiera que el calendario de noviembre salte directo a enero. ¿Grinch o Santa?

Muchos hemos experimentado la ligereza y desconexión de los saludos navideños automáticos e incluso inauténticos. Esto suele despertar nuestra parte crítica, esa parte Grinch fruto de malas vivencias, sobretodo de infancia, relacionadas con escasez material o afectiva en navidad o por exceso de regalos que buscaban tapar la ausencia de afecto.

No son pocas las personas que rechazan esta época y la tachan de un materialismo exacerbado.

Optar por ser el Santa Claus o el Grinch de la familia, siempre está en nuestras posibilidades de elección, pero también lo está el abrirnos a un entendimiento más profundo del significado de la navidad para poder vivirla desde un lugar más personal e integrado.

Es cierto que, en estos tiempos de restricción vehicular, de ingresos económicos limitados, de horarios de atención reducidos, de poca posibilidad de reunirse en familia y con amigos, de abrazarse y manifestar libremente nuestro cariño a quienes amamos, es fácil dejarnos invadir por una tendencia a la crítica que no contribuye, al desasosiego y a la negatividad. Por eso consideramos que este blog aporta a una comprensión más fecunda de lo que “natividad” significa, más allá de los tradicionales conceptos religiosos, comerciales y consumistas.

Navidad deriva de natividad que significa “nacimiento” y en todas las culturas, existe bajo diversas denominaciones el “mito del niño que viene” y que hace relación al cambio que este acontecimiento produce en el entorno y en uno mismo.

Quienes han vivido la llegada de un nuevo ser a la familia, experimentan el deseo de proteger y cuidar, de dar lo mejor de sí mismos al recién nacido. Este despertar a la esperanza y al amor toca a una inmensa mayoría de personas en las que emerge   ternura, dulzura y alegría. Todo lo cual constituye el sentido filosófico de la navidad.

Siempre podemos optar por una actitud pro navidad o contra esta celebración, pero entenderla desde la renovación de los valores sublimes que mueven a la humanidad es llenarnos primero nosotros de una fortaleza y luz necesarias para continuar.

Diciembre es un mes de alta complejidad por el nivel de sensibilidad que reina y las múltiples opiniones que la navidad genera. A ello se suma la situación nada fácil que la pandemia ocasiona en todos nosotros. Pero vivir o sobrevivir es siempre una elección y depende de ti, de la mirada que decidas tener sobre estas fechas y tu nivel de consciencia para integrar la renovación desde la gratitud y generosidad.

No dejes que tu espíritu de renovación se apague por tu inercia, hazte cargo de lo que de ti depende: de tu metro cuadrado en el mundo. Es decir, de tu actitud que aporta o resta en esta navidad. El verdadero regalo no es el objeto material sino la actitud con la que lo das y ello requiere no una querencia sino una consciencia integral que inicia con el evaluar tu historia, los seres y actos que merecen tu gratitud. Haz un balance de la gente que ha estado de verdad junto a ti, incluso con sus altos y bajos propios de su imperfecta humanidad. Si el balance es más positivo que negativo, bendíceles, hónrales y agasaja sus aportes y su presencia en tu vida. Si no es ahora, ¿cuándo? Y si no lo haces tú, ¿Quién lo hará por ti?

Quito, 16 de Diciembre de 2020

Equipo de Mentoring Empresarial y de Vida

 

 

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